sábado, 27 de abril de 2013

Premura

Abril 27, 2013


      Ser paciente es una de esas virtudes con las que no nací, y debido a mi falta de tan importante valor, resulta una reacción en cadena que me forma como persona espontánea, impulsiva e indecisa. Por no tener la capacidad de ser paciente, se desarrollan en mi los imperantes deseos de que todo ocurra a mi tiempo, a mi paso, y de no ser así, tener que hacer todo lo necesario para que así sea. Ahora bien, la pasión extrema que llevo conmigo sí tiene sus beneficios, pero la necesidad de tomar acción y de tener el control sobre todo lo que ocurre no.

     Si pudiese simplemente esperar, las cosas serían muy distintas, pues mi prisa me priva de la belleza y sorpresa del final. Está de más mencionar que detesto las sorpresas, a un nivel que no es normal, lo que posiblemente se debe a mis rasgos obsesivos de tener que controlar todo, y siempre saber todo antes que todo el mundo. Al decir esto puedo sonar como una loca desquisiada cuyas ganas de controlar todo la llevarían a las medidas más extremas imaginables, pero no. Simplemente es una manera de abrirme más a ustedes, público invisible hasta donde conozco. Volviendo a mis rasgos obsesivos; tenerlos me impide muchas cosas. No puedo esperar el final de una película sin antes buscarlo o leerlo, no puedo esperar a que las personas regresen a mi pues si quiero su compañía es muy posible que sea yo quién haga el acercamiento y más que nada, me crea la gigantezca duda de saber si las cosas ocurren porque estaban predestinadas o porque mis acciones las llevaron a ocurrir.

Aria