domingo, 27 de octubre de 2013

Mi persona

Octubre 27 2013

     Me dijeron que las cosas cambiarían, que no diera nada por seguro, y no les creí. En cuestión de semanas, de nuevo, todo lo que conocía, ya no es. Todo lo que creía, ya no existe. Todo lo que amé, no me amó. Es así como he dedicado cada pensamiento remoto a analizar los porqués, los cómo, los cuándo... ¿Cuándo dejé de ser suficiente? ¿Cuándo comencé a no importar? ¿Porqué así? ¿Porqué ahora?

    Entonces comienza la disputa, si tener coraje, si estar felíz, si no darle importancia. Y mi conclusión resulta en todas a la vez, estar felíz, morir de rabia, y actuar como si no me importase. Pero si importa, porque más allá de ser un ente, fue una etapa de mi vida, un pedacito de mi. Si dudé de la llegada de esa persona a mi vida, estuve equivocada, porque llegó, en el momento más indicado, y en el más imperante, se marchó. Esa que hace que dudes todo lo que conoces como correcto, esa que hace amar las imperfecciones que antes no tolerabas mirar al espejo, esa que te lleva a la cúspide de tu felicidad, y de igual forma a tus días más tristes. Esa persona que causa unas epifanías en ti que nada pudo haber causado antes, esa persona por la que dueles, por la que lloras, por la que sufres. Esa persona que te lleva a hacer cosas que antes pensabas imposibles, y que te causa sentimientos que creías que no existías.

   Por consecuencia entiendo que la despedida no se trata de ti nada más, estoy siendo maestra de ceremonia del funeral de una parte de mi que ya no existe, y que quizás nunca más vuelva a ver. Me despido de mi también, de la persona que fui contigo, mi persona.

Andrea