jueves, 29 de enero de 2015

Dos

Si los sentidos están limitados a la caducidad de nuestro cuerpo, amar es retar los paradigmas de ellos (a tu epítome)

Sentirte y fundirnos hasta ser uno. Palpar todo lo que eres, que nuestros cuerpos no sean reconocibles por su cuenta.

Olerte hasta reconocer sin más quién eres, saber a perfección todo lo que te hace ser.

Saborearte: Que mis gustos se concluyan en tí. Que me permitas disfrutar del néctar de tu boca, que al son de besos baile un vals sobre tu cuerpo.

Verte, hasta que no ueda verte más. Mirarte aunque no estés.

Escucharte, sólo escuchar. Retar el tiempo y hacer nuestra la infinidad de dos. Aquella que se vuelve perenne cuando pronuncies el último "Te amo".

lunes, 26 de enero de 2015

Los lunes





Los lunes creo en el amor.
El sol brilla y las nubes no se ven. 
Los martes recuerdo su nombre. 
Se me nubla la mente. 

Los lunes creo en el amor. 
Pero llega el miércoles y recuerdo que él se fue. 
Recuerdo también los jueves que pasé llorando. 
Se me nubla el corazón. 

Los lunes creo en el amor.
 Pero el viernes es travieso. 
Se me esconde y llega de sorpresa y sin aviso. 
Y no puedo evitar tampoco que fue un viernes. 
Que un viernes me dijo adiós. 
Se me inundan los ojos. 

Los lunes creo en el amor.
Pero el sábado recojo mis escombros. 
Los escombros que el dejó.
Mis domingos son para sacarme toda el agua que tragué mientras él dejó que me ahogara
Me adhiero. Me formo. Vuelvo a ser. 
 Me seco. Pasó la lluvia. 

Los lunes, creo en el amor. 

miércoles, 21 de enero de 2015

La caja

20150121

3:55am

(me disculpo por la ausencia)

Encontré el sueño en el punto epítome de mi nostalgia anoche. Entre cajas de fotos viejas, memorias, y una vida resumida, caí rendida ante las condiciones de la caducidad de mi cuerpo humano. Es ahora cuando me encuentro despierta ante la intensidad de mi melancolía, y mi mente no se apaga de ninguna forma pensable.

Mi madre es un sujeto mítico, así como una sirena. Nunca la comprendí, nunca me comprendió, existen indicios de que estuvo, así como la mar para dejarnos saber que quizás existen las sirenas, pero alguna evidencia concreta y tangible se marchó algunos años para los fríos del norte. Acepté la idea de su despedida, pero nunca pude asimilar de manera completa qué era ella, qué la hacía ser, y la necesidad surge de una ansiedad propia de saber qué me hace ser.

Dejó su vida en una caja. Y me pregunto, en algún momento me sentiré tan desesperada por huir que dejaré todo atrás en una caja? Bueno, la caja, como me gusta llamarle, me dice más de quién era ella que lo que ella misma me ha expresado. Entre tanto rodeo ya llego a mi punto, encontré a Victor en sus famosos mementos.

De pequeña, mi madre me hablaba de Victor. Me contaba del amor de su vida que a pesar de nunca perternecerle, fue alineado por los cosmos a oportunidades en las que pudieron haberlo dejado todo atrás y estar juntos, pero mi padre no se llama Victor. En ese instante vi que en realidad entender a mi madre no me diría nada de quién soy.

Vi las fotos de Victor, se veía felíz. Me pregunto a veces cuán distinta mi vida hubiese sido si Victor fuese mi padre, y aunque me gusta la idea de que mi madre seguiría aquí, y todo hubiese sido distinto, la realidad concluye que cuando se trata de seres como ella, nada hubiera cambiado. Mi madre hubiese seguido siendo una sirena insatisfecha con su vida de mar y con ansias de llegar a la tierra, existen seres así.

El enemigo no es la vida, ella tuvo su oportunidad. Victor vino en varias ocasiones a buscarla, ya que el compartía la idea, pero ella hizo caso omiso. Al final del día, no están juntos. Entonces cuál es la moraleja de mi historia? Olvidar la razón y dejar que los instintos hablen al presentarse una oportunidad con nuestra verdadera felicidad? No. Estaría mintiendo. La moraleja de mi historia es más egoísta.

No quiero rendirme ante mis circunstancias. No quiero encontrarme adulta y admitirme que no estoy con la persona con la que en realidad quiero estar. No quiero ser como ella. No soy como ella. Dejaré que la caja continúe siendo evidencia de que existió, pero no pensaré en que ésta diga nada sobre quién soy.

Andrea