Me gusta pensar que no dejo que las palabras de los demás me afecten. Me gusta hacerme de cuenta que todo me resbala, y que no permito que nada me haga daño, pero la realidad es que soy más sensible de lo que parece, y por primera vez, mi entrada no se tratará de alguna moraleja subliminada, sino de un puro instante de desahogo. A mi lamentablemente, no me ha tocado batallarme a mí misma, me ha tocado crear un caparazón de protección en contra todo, y quizás por eso siempre estoy a la defensiva.
Verán, en mi vida, todo está invertido. Quienes por obligación deben ser mis amigos, me clavan un puñal y luego repiten la herida justo cuando está por cicatrizar. Me he encargado de con mucho cuidado bendar mis heridas, pero a veces el sangrado no cesa. No siempre estoy bien, mi vida no es perfecta, dicen que el primer paso es admitirlo.
Aria
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