lunes, 15 de junio de 2015

en laberintos

Cuando la teoría se satura no me queda más que confiar en mis instintos. De pronto la vida me rebota ante las paredes del laberinto que se resume en mi motor. Cuando la ilusión se me hace cara...  Cierro los ojos, extiendo mi mano y busco las artes que he perfeccionado como primera naturaleza. Como un reflejo de respiración, o de una sonrisa bien provocada. Persigo con tiza desde el principio mi propia trayectoria. Si algo sé, es reconocer cuando es tiempo de seguirla de regreso, de regresar a casa.

Es tiempo entonces de regreso.
Al nido de quien soy.

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