No
me gusta la política…Me apasionan los sonidos, escuchar como el universo me
habla… A veces me habla en melodía y otras en lluvia, o viento quizás.. Mi
religión es el café de mis mañanas, y en ocasiones las siestas que tomo
mientras plañen las gotas contra el concreto.
Las
letras me hacen suya más veces de las que puedo contar, la razón no me basta
para precisar cómo me tienen las palabras,
qué poder tienen sobre mi existencia. Le temo a la oscuridad pero no
porque la desconozca, sino por lo cómoda que se me hace. La serenidad que
consigo del absoluto vacío me es increíble. Puedo cerrar los ojos, quedarme
quieta en el centro de una habitación completamente a ciegas y no desesperar
buscando luz, porque la siento en ausencia.
Me
enamoro igual de rápido que me desilusiono.. Toma una buena conversación para
tener mi mente y puede que hasta una palabra para romperme el corazón.
Siempre
me he inclinado a pensar que la tragicomedia que es mi vida tendrá un final
feliz, y la posibilidad de que mi existencia pueda ser en vano me aterra… Ese
es mi miedo más grande; sufrir sin propósito..
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