jueves, 27 de diciembre de 2012

Inefable

Diciembre 28, 2012

        No quiero que el año acabe. No estoy lista para decirle adiós. Que tonta me escucho, hablandole a un año, a algo simbólico que reúne días y meses. Mi vida ha experimentado muchos cambios repentinos desde hace algunos años, y muchos de ellos no fueron tan buenos. Muchas veces me quejé por que los cambios no fueron por errores que yo hubiese cometido, pero allá la vida tendrá sus razones. Estos 12 meses sin embargo, han sido los más extraños, esporádicos y maravillosos que he tenido. Reí, lloré, sufrí, crecí, amé.  Y entre todos esos verbos, uno se destaca; crecí.

     Tuve la oportunidad de alejarme de quienes no valían la pena, y para mi sorpresa, fueron muchas personas; pude acercarme a otras cuya compañía me ha hecho mucho bien; he dejado atrás la estúpida etapa de ignorancia en la que vivía y así me descubrí. Se de lo que soy capaz ahora, se lo que doy, lo que puedo alcanzar si me lo propongo, se cuales son mis debilidades, y ahora puedo mantenerlas fuera de mi vida. Aunque fue un año de muchas primeras, pude decir adiós. Le dije adiós a quién era, y recibí a quién soy. Supongo que solo puedo ansiar que todo lo bueno que ocurrió no se haya debido solamente al tiempo, si no a un cambio permanente que me hacía falta.

Aria

No hay comentarios:

Publicar un comentario